Decir adiós duele cuanto más quieras a quien se va…

Decir adiós duele, es así, y cualquier despedida es más dura conforme va aumentando el amor hacia la persona que se va. Cuando la muerte llega, incluso cuando la esperas, el dolor es terriblemente desgarrador… Necesito purgar esta reflexión porque la muerte forma parte de la vida, y quizás hablando más sobre ello el dolor pueda canalizarse mejor.

Pienso mucho en este proceso por el que todo el mundo pasaremos en primera persona, es condición de cualquier ser humano desde que nacemos, y pienso mucho también en la despedida de seres muy queridos aunque no soporto la idea ni escuchar hablar sobre ello.

Ya solo pensarlo duele, ¡vaya si duele! Pero me conozco y sé que tengo que pensarlo de vez en cuando para intentar estar algo preparada cuando llegue. Por eso quiero compartir contigo reflexiones sobre este proceso. Lo necesito. Ya he abordado el tema de la muerte en ¿Cómo quieres que te recuerden cuando mueras? por si te apetece revisarlo.

BSO para leer «Decir adiós duele»

«Bronte» de Gotye, porque la letra realmente define ese dolor al decir adiós, y ese sentimiento de apoyo en los últimos momentos a pesar del dolor que pueda causar la marcha.

Leer este texto con esta pieza de fondo te aseguro que agudiza la intensidad del contenido.

Puedes dar al play ahora y leer el texto, o bien leer y ver el vídeo y escuchar después, pero en cualquier caso no te vayas sin apreciar esta canción sugerida porque matiza mucho más el mensaje:

Cuando quieres sin condiciones decir adiós duele más

Sí, el amor incondicional supone dejar a un lado todo aquello que empaña la idealización para centrarte en lo importante, en el fondo donde radica el valor de lo que te lleva a amar sin restricciones: cuando esa persona falte, decir adiós será muy doloroso porque el amor y el cariño verdadero son tesoros muy preciados que nadie queremos perder.

En ese proceso de amor verdadero sabes que los lazos son tan fuertes, que solo plantearte hipotéticamente la ausencia de esa persona que quieres sin límites se convierte en un ejercicio de dolor insoportable porque se irá un legado… Y yo no lo soporto, por eso no puedo hablar de la muerte con facilidad, y cuando sale el tema en la familia -a veces ha salido por parte de mi padre y de mi madre- lo corto tajantemente. Es curioso porque sí que puedo hablar de mi propia muerte, pero no escuchar hablar de ella a quienes quiero.

A veces cierro los ojos en el silencio más absoluto de mi intimidad y pienso en que en algún momento todo el mundo tenemos que irnos; lo pienso para intentar hacerme a la idea de lo que un día va a ocurrir… pero el dolor es tan agudo que una punzada traspasa mi corazón y aquel intento desgarrador de concienciación siempre acaba en pocos segundos y con muchas lágrimas en los ojos… Es brutal describir cómo mi alma se resquebraja con tan solo un pensamiento: pocas veces en la vida he experimentado un dolor así, y es que decir adiós cuando quieres tanto duele y mucho.

Somos lo que un día recordarán y si es bueno, decir adiós será insoportable

Dejamos hueco al marcharmos, incluso quien no supo manejarse bien en la vida, así que imagina el hueco que quedará cuando la persona que se marcha hizo cosas hermosas. A veces las cosas hermosas no responden a tamaño: responden a la huella dejada, y cuando pienso en la partida de personas que quiero sin concesiones el legado es muy grande.

Fortaleza, valor, lucha, reivindicación, valores, inquietudes… ¡hay tanto heredado que decir adiós sé que va a doler!, y va a ser una herida que no cicatrizará hasta que llegue mi propia partida. Solo de pensarlo lloro, y no puedo seguir…

Respiro profundo, me seco las lágrimas y sonrío porque aún no ha llegado ese terrible momento de decir adiós. Piensa en quien amas, en quien quieres de verdad, sin concesiones, y si tienes cerca a esas personas dales un abrazo porque nunca sabes cuándo tendrás que decir adiós por última vez…

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