La depresión, una compañera con la que he aprendido a convivir

Que el título sobre la depresión no te lleve a engaño, por favor: no soy yo quien la está padeciendo pero sí es alguien muy cercano a mí y por eso he decidido escribir sobre ella desde el punto de vista de quien está al lado de alguien que la sufre.

Hace meses que entró en nuestras vidas, como un tortazo en la cara que no te esperas, y es que efectivamente hay situaciones que crees no te van a llegar y tocar tan de cerca hasta que lo hacen.

Así que aunque la depresión no fue para nada bienvenida, sí tuvimos que hacer hueco en mi familia a esta compañera inesperada y hasta que he aprendido a convivir bien con ella ha pasado tiempo, por eso quiero contarte un poco mi vivencia con la depresión de esa persona que tanto quiero y todo el proceso de aprendizaje -y desaprendizaje principalmente- que ha envuelto estos últimos seis meses desde que fue diagnosticada.

BSO para leer este artículo sobre la depresión

«When your Mind’s Made Up» de GLEN HANSARD (BSO película Once) por todo lo que significa.

En el contexto de la película (si no la has visto te la recomiendo) es uno de los temas principales, y en este texto el mensaje de estar cuando se necesite es perfecto.

Así que dale al play para leer o bien lee y escucha después, pero no olvides disfrutar esta pieza para degustar este fideo de opinión -que es muy especial por el huésped que lo protagoniza-.

Conocer la depresión no me gustó nada

Efectivamente la depresión y yo no nos caímos bien cuando se hizo oficial su presencia. Lo primero que se me ocurrió fue negar la evidencia, con actitud a la defensiva, y después simplemente empecé a analizar el contexto revisitando meses atrás a ver si encontraba algún indicativo que me hubiera dado una pista de su aparición.

Y cometí un gran error porque comencé a culparme con frases asquerosas como «¿por qué no me di cuenta?» o «pudiste hacer algo por evitarlo». Pero no: muchas veces llega sin avisar oficialmente, sin comitivas, sin modales… Simplemente se va haciendo un hueco en su huésped hasta conseguir hacerse notar -o no si su víctima no reconoce que algo no va bien, aunque en este caso hubo suerte- y en ese proceso hasta detectarla es muy habitual que prácticamente nadie se dé cuenta de su existencia.

Así que realmente no pude hacer nada porque no me di cuenta -ni yo ni nadie- de la depresión de esta persona porque el huésped disimulaba -y si le unes un carácter complicado a veces le atribuyes a esto úlitmo muchas cosas, en vez de pensar en que su comportamiento más enrarecido sea por otro motivo-. Por eso he ido limpiando ese sentimiento de culpa que durante meses tuve dentro. Ha sido duro, pero ya he soltado bastante lastre, la verdad.

Lo que he aprendido de la depresión

Ciertamente esta gran desconocida para mí ha pasado a convertirse en una compañera incómoda de viaje, pero con ciertos trucos lo estoy sobrellevando. Entre otras cosas he comprendido que hay que naturalizar la existencia de la depresión. La definición oficial según RAE es:

Síndrome caracterizado por una tristeza profunda y por la inhibición de las funciones psíquicasa veces con trastornos neurovegetativos.

RAE

Tras leer bastante he aprendido que se trata de una enfermedad dentro del ámbito de la salud mental, unos términos que al principio me asustaban pero que con el tiempo me he familiarizado, y ahora no me resultan ya tan impactantes.

Y aquí llega mi primera reflexión: ¿por qué me asustaba lo de enfermedad mental? Porque además de ser casi un tabú es también un tema estigmatizado -cualquier cosa relacionada con psiquiatría parece estarlo-.

Y lo que he desaprendido también es crucial

Como en cualquier ámbito nuevo toca aprender a desenvolverse, y con esta compañera complicada a veces he tenido que desaprender muchas cosas gracias a las conversaciones intensas por Whatsapp con el huésped.

Es curioso pero nos ha resultado más práctico y menos cortante abrir emociones por escrito vía teléfono movil que en persona. Supongo que en mi caso escribir siempre me ha resultado mucho más completo y sencillo, y en el caso del huésped protagonista le ha permitido sentirse menos vulnerable que hablarlo de tú a tú. En cualquier caso todo lo que hemos hablado me ha enseñado muchísimo.

Entre otras cosas destaco las siguientes a desaprender sobre la depresión:

  • Decirle a alguien con depresión «Debes poner de tu parte» es una frase que no ayuda: genera frustración a quien padece la enfermedad, ya que el desánimo no atiende a un capricho -explicado directamente por la persona que lo padece y que me ayudó a comprenderlo perfectamente-.
  • «Piensa en positivo»: esta frase o consejo es habitual lanzarlo por ignorancia -escribo desde la autocrítica, no lo olvides-, y de nuevo podemos frustrar más que ayudar. Recuerdo que al principio del diagnóstico se me ocurrió lanzar esa frase -soy siempre de las que ve el lado positivo de las cosas- y me explicó con paciencia el bendito huésped que hay algo alterado en su cuerpo-mente que le impide encontrar lo positivo hasta que avance el tratamiento. Lo que hace la ignorancia es que con buenas intenciones estás jodiendo a quien pretendes ayudar, pero entono el mea culpa, lo asumo, lo acepto y he desaprendido para no volver a caer en la trampa de animar desanimando.
  • «Cuando te pongas bien»: esta es otra frase que aunque se diga con buena intención fuerza a la persona a darse prisa para recuperarse, y es cierto que la depresión cuenta con un proceso de recuperación largo, e incluso los casos más leves necesitan meses de tratamiento y apoyo. Así que he aprendido a omitirla para no coaccionar al huésped y que se siente fracasado si pasa tiempo y aún no está bien. No hay prisa, que todo siga su curso haciendo caso a las directrices de médic@s especializad@s.
depresión - Blog Sopa Frita en mi Cabeza - Vane Balón - Opinión

El huésped de la depresión y sus altibajos

También he desaprendido sobre la actitud de la persona enferma:

  • El mal humor es fruto de la enfermedad y no atiende a algo racional: otro aspecto crucial es precisamente este, ya que hubo días horribles de un humor de perros que se dice, y que no atendía a nada más que a la dichosa enfermedad. Al final el humor depende de una sustancia -o varias- que está alterada por la depresión, así que los altibajos en el humor están ahí y no se deben a nada externo.
  • No hay que dar la razón al huésped ante sus historias creadas: desde mi ignorancia al principio creía que no querer salir de casa y las excusas continuas para defender el estado ermitaño eran positivas, y debía apoyar esa decisión introvertida. Pero después me explicaron personas allegadas que están involucradas en el ámbito psicológico que no había que dar la razón, que necesitaba actividad y forzar que saliera de casa, que pasara tiempo en familia, que hiciera actividades ociosas forzando al huésped… Al final la depresión genera aislamiento, algo que yo desconocía completamente y que sin querer estaba fomentando creyendo que era lo correcto, apoyando el quedarse en su zona de confort.
  • Lo que percibe no es real en muchos casos: en numerosas conversaciones me di cuenta de que lo que piensa, recuerda y/o percibe a veces difiere con la realidad, y una vez más se debe a la depresión. Con mi protagonista hablé seriamente y le dije sin tapujos que tendría que aprender a no hacer caso de sus pensamientos si estos le llegaban demasiado oscuros o negativos, ya que entre lo que siente o recuerda y la realidad hay un abismo. Un ejemplo claro fue cómo creía que percibíamos su persona -«como una carga», decía- y la realidad es que la carga solo estaba en su cabeza.

Conclusiones sobre la depresión

En primer lugar me quedó claro que esta compañera llamada depresión es una auténtica cabrona, como esas amistades tóxicas que te van minando la moral y de las que te fías a pesar de percibir que su mensaje no es sano, pero vino con estancia larga de manera irremediable así que conociendo los puntos complicados puedes llegar a convivir con ella, siempre y cuando el huésped siga el tratamiento farmacológico pautado por especialistas.

El tratamiento es esencial. Conozco casos que no se han medicado por propia elección, a pesar de que estuviera diagnosticado y se lo recetase la persona especialista (psiquiatra): ERROR NO TOMARLO, y me he informado al respecto porque yo misma tenía inseminada la idea de que era algo malo en cierto modo. Estas ideas erróneas girando en torno a medicación en salud mental están inseminadas por gran parte de la sociedad, y he llegado a escuchar demasiado a menudo estos últimos meses que «las pastillas atontan», que sería mejor que no las tomara, etc. pero realmente tienen un cometido fundamental y no se debería perpetuar un discurso que pueda poner en peligro vidas, así de claro.

Especialistas explican que la medicación es necesaria para regular las sustancias que están trastocadas. Posiblemente el no medicarse y no pedir ayuda implica un proceso de curación más lento, o tal vez inexistente, y también irse sumiendo en el pozo oscuro que el huésped va cavando sin saberlo… A veces la situación insostenible desemboca en un triste final como es el suicidio. Por desgracia conozco dos casos cercanos, así que a los hechos me remito.

Así que finalmente saco en conclusión que se tiene que naturalizar más el tema de la salud mental -van saliendo campañas al respecto debido al alto índice de suicidios multiplicados tras el confinamiento, que es un final al que se puede llegar ante una depresión no tratada, insisto-. Por supuesto hay varios tipos de depresiones pero para encontrar información verificada al respecto te recomiendo visitar el sitio web oficial de psiquiatría.

Si no estás bien pide ayuda, que es de valientes

El confinamiento nos pasó factura a muchos niveles, de hecho mi huésped protagonista conoció a esta molesta compañera justo en ese tramo. No le dio importancia creyendo que se le pasaría, pero fue aumentando el malestar emocional hasta que un día no pudo más con la ansiedad y tuvo el valor de pedir ayuda: NOS PIDIÓ AYUDA y solo puedo decir que es una de las veces que más orgullosa me he sentido de alguien en toda mi vida.

Si bien es cierto que en una conversación por Whatsapp de sinceridad absoluta me confesaba que se había sentido vulnerable, débil, por pedir ayuda sí hice algo bien de primeras: le expliqué que había sido todo lo contrario, muy valiente por afrontar una cruda realidad alarmante. Y este mensaje se ha mantenido por especialistas a quienes estoy -estamos- agradecida.

Desde luego si llevas una temporada triste, apática/o, incluso agresiva/o, con cambios de humor inexplicables, sin ganas de nada, aislándote cada vez más y no sabes muy bien qué te pasa no dudes en acudir a tu médica/o de cabecera, no dudes en pedir ayuda a tu familia, a tus amistades… ¡A quien sea, pero pídela, por favor!

Aunque hay peña «inventando» depresiones para conseguir bajas laborales (daría para otro artículo), las/os especialistas saben detectar un caso real de uno fingido gracias a unos rasgos concretos y a una sintomatología específica -que yo también desconocía que existía-.

Espero haber sido útil para ti, querida persona lectora. Desde luego a mí sí me ha ayudado mucho exponer esta vivencia, y a mi huésped seguro le alegrará comprobar que nuestras horas de charla fueron inspiradoras y de gran valor educativo, tanto para mí como ahora para ti que lo has leído 🙂 Gracias, de corazón.

¿Conoces a alguien con depresión? ¿Qué otras conductas se pueden evitar para ayudar? Cuéntame en Facebook, Twitter, Instagram.

Compartido el fideo la sopa sabe mejor 🙂 Cada miércoles nuevo artículo de opinión, te espero.


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4 Comentarios Agrega el tuyo

  1. J. M. B. G dice:

    Seguramente tu huésped se ha recuperado gracias a que su familia desde el principio lo apoyó incondicionalmente, sin forzarle pero con tesón y sobretodo con mucho cariño y comprensión, pero sin ser un especialista aconsejo la ayuda que presta el servicio salud mental y seguir la medicación. El artículo me ha encantado

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    1. VaneBalon dice:

      🙂 La familia es lo más importante, y unido a pedir ayuda y seguir medicación conforman buen equipo para salir adelante. Nadie está libre de que se resienta la salud mental. No hay que avergonzarse, y escribir este artículo me ha ayudado mucho porque el feedback recibido en público y en privado ha sido maravilloso. Me alegra que esté gustando y te agradezco que hayas leído, valorado y comentado. Sin duda mi objetivo con este blog es invitar a la reflexión desde la autocrítica, y comprobar que va funcionando es vital. Un fuerte abrazo.

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  2. dani dice:

    Me ha encantado leerte. Me costó mucho entender a alguien cercano que convive cada día con la depresión, pero después de mucho tiempo de leer, investigar,hablar,… llegué a las mismas conclusiones que tan bien has descrito aquí. No es difícil, no es raro, no es imposible. Gracias.

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    1. VaneBalon dice:

      Muchísimas gracias por leer y por aportar tu experiencia ? Tenemos una gran responsabilidad quienes conocemos personas con algún problema de salud mental: podemos ayudar a huéspedes que estén pasando por procesos concretos desaprendiendo actitudes y opiniones, y abrirlo para borrar ese tabú y ese estigma que rodea este tema. Ojalá cambien las cosas. Mi huésped está mucho mejor, y ha sido labor conjunta: porque pidió ayuda y porque comprendimos alrededor que lo que pensábamos difería mucho de la realidad. Un fuerte abrazo

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